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Llegan informes preocupantes sobre la situación en la Puerta del Paraíso. Centenares de millones de almas, en su gran mayoría de bebés, llenan los campos de refugiados que se han instalado en la zona de acceso al Cielo.
Esta situación se está produciendo desde que, en 2007, el Vaticano decidió abolir el Limbo, lugar donde iban a parar las almas de los niños que, sin haber tenido tiempo de cometer pecado alguno, no habían recibido el sacramento del bautismo. La nómina de almas que habitaba en el Limbo era, por supuesto, muy numerosa. Pero por falta de cifras precisas, la organización no supo prever la avalancha de los que, provenientes del Limbo, se suman a la también cuantiosa nómina de fallecidos que deben ingresar en el Paraíso y que la burocracia celestial no consigue absorber. Testigos oculares describen la escena como “dantesca”.
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En Los refugiados del Limbo de Armando Vitale.
En la imagen La bajada de Cristo al Limbo de Agnolo Bronzino.