Clepsidra 1. f. Cápsula de tiempo de duración determinada por el evento, acción o reacción que se le asigne. 2. f. Hábito, costumbre o manía de medir el tiempo según los condicionantes del entorno o las acciones cotidianas. Ejemplos: Cuando acabe la clepsidra del cigarro preparo la cena. Durante la clepsidra de la lavadora, leeré tus cartas.
”…
Vale más un buen álter ego que muchos amigos reales pero que vayan a la suya, piénsalo bien, a un alter ego sólo le falta piropear. Y no quiero pecar de inmodestia pero lo que más me gusta de mi alter ego es que nunca deja de sorprenderme. –Hizo una pausa, mirando arriba mientras sonreía, suspiró hondamente, asintiendo con la cabeza y añadió- Lo único malo de tener un alter ego es cuando te acuerdas de que estás hablando sola.
…”
En Memorias de Juana y de los demás de Víctor Orteu.
En la imagen, espejos con siluetas de niños que se pueden adquirir en Compradicción.
Nuevos hallazgos que, casualmente, comparten gusto decorativo (observen esas magníficas lunitas).
El Maestro vidente Darami nos descubre un nuevo concepto de problema, el problema «financiero afectivo», que nadie diga que en medio iba una coma, el maestro no la ha puesto y él sabrá por qué, seguro. Sin embargo, el Maestro vidente Darami nos desconcierta, dice «curo 20 tipos de dolencias», que sobre todo si añade «casos desesperados», parecen pocos. Y el desconcierto no se queda ahí, «vuelve invulnerables a cualquier persona», así que podemos esperar que nos haga inmortales (además de múltiples), entonces no queda claro por qué debe prever peligros ni curar, ¿no habíamos quedado en que nos hacía invulnerables? Todo es muy misterioso, pero seguro que se trata de un error debido a nuestra propia necedad, no podemos comprender la labor de los Maestros. No somos como ellos.
El Maestro Suare nos da la clave: «La videncia es un don, no es un oficio». Nosotros, pobres seres sin oficio ni beneficio, ¡qué distintos somos del Maestro Suare!, que no tendrá oficio, de acuerdo, pero sí beneficio: «Primero hago trabajo, luego paga».
Nuevos hallazgos han llegado hasta nuestras manos. Por fin el Profesor Mah nos ayuda a saber la cara que tiene un profesor:
Reencontramos al Maestro Karamba, con renovado diseño:
Conocemos al Maestro Bala, quien, desafortunadamente, no abusa de su nombre para hacer apología de la rapidez de los resultados que dice lograr:
Y reencontramos también al Maestro Ablae, a quien no prestamos suficiente atención en su primera aparición:
Suscribo las dudas del caballero Machete, otro siervo-recolector de la orden secreta: Comprendemos que una a «separados», pero a las parejas y los novios ¿para qué los va a unir? ¿acaso los une como siameses? ¿cree el Maestro que eso es el verdadero amor? Pero el Maestro Ablae no se queda ahí, no. También «detiene divorcios» y nos preguntamos ¿cómo? ¿sobornando al juez? Y además «retira amantes», aunque suponemos que quien tiene uno, no quiere que se lo retiren…
«Se trata de algo simple, uno observa alrededor y piensa largo y tendido en lo que ve, lo dice de la manera más corta posible y se lo enseña a la gente para que lo comenten.»
Opinión de un crítico en una charla sobre Franz West.