Sucedidos: Fascículo 3
El hombre del torso desnudo
Es sabido que el verano desinhibe a las personas, por un lado, y que las recalienta, por otro. Buen ejemplo de la confluencia de estos dos aspectos es la cantidad de piel que algunas personas exhiben orgullosas. La base objetiva de este orgullo es variable y de ahí que el impacto que cause la visión de según qué sea más variable aún.
Una tarde de un prematuramente caluroso junio se paseaba por una calle muy concurrida un hombre con el torso desnudo. Sudoroso como iba nadie osaba acercarse a él, lo que provocaba que el resto de transeúntes reservara para él un espacio a su alrededor para evitar roces pringosos. Nuestro hombre sigue andando, a salvo de los empujones y ajeno a las caras de desagrado con que le miran algunas mujeres mayores.
De pronto una chica sale de la farmacia corriendo para coger el autobús que se acerca. En su carrera choca con el hombre del torso desnudo, y mirando con asco el sudor del hombre en su propia piel, le increpa:
-¿Pero qué haces? ¿Es que quieres darles ideas a los que tienen más barriga que tú?
La carcajada fue general.
¿qué pretendía este tipo mostrando su barriga?¿ y porqué resulta tan fea?¿ puede haber alguien al que le gusten las gordas barrigas masculinas?¿ alguien se atreve a declarar esta imagen como erótica?Si en vez de un hombre, ponemos a una mujer y su culo la cosa cambia